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19 de abril 2024
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OpiniónLuis A Humeau HidalgoLuis A Humeau Hidalgo

Asia: Incertidumbres y amenazas a la paz mundial

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El mundo ha estado cambiando vertiginosamente durante los últimos años, el escenario internacional de hoy no es el que presenciábamos no hace mucho donde conocíamos todas las variables eventuales que podíamos enfrentar.

El Atlántico y su entorno era el eje básico de toda actividad ya fuese comercial o de seguridad.

El vórtice se ha trasladado de manera casi repentina, aunque no sorpresiva, hacia el Pacífico.

Último capítulo de la Segunda Guerra Mundial y único lugar en donde se ha conocido la devastación material y humana de la fuerza nuclear, Asia vuelve a escenificar las más graves amenazas a la paz mundial.

Historiad ores y políticos consideraron que el lanzamiento de dos bombas atómicas estadounidenses sobre ciudades japonesas, al poner fin a la Segunda Guerra, podía haber sido la primera confrontación de una Tercera Guerra Mundial.

Los vaticinios no se han cumplido pero los peligros no han desaparecido.

Después de la rendición japonesa, la Alianza Atlántica, factor neurálgico de la derrota nazi, se desintegró al

visualizarse a la Unión Soviética como nuevo enemigo e iniciarse la llamada Guerra Fría. Pronto la URSS se convertiría también en potencia atómica; los comunistas tomarían el poder en China y los Estados Unidos, única potencia no destruida por la guerra, devenían en el país más poderoso del que dependió la reconstrucción de postguerra.

Con la muerte de Mao Zedong en 1976 despertó de su sueño el gigante chino, lo que había advertido más de cien años antes Napoleón Bonaparte, e iniciaba un proceso de desarrollo que la ha llevado a la cúspide mundial y a una incidencia estratégica de primer plano.

Hoy China es un actor primerísimo en el teatro internacional y responsable del desplazamiento estratégico del Atlántico al Pacífico. Es contraparte regional de algunos conflictos sobre reclamaciones

territoriales de varias agrupaciones de islas por lo que mantiene controversias con naciones circundantes del mar de China, muy peligrosas en el caso de las que involucran a Japón.

El enfrentamiento con Taiwán por la reclamación de ser una isla parte intrínseca de país, si bien se ha atenuado como foco de tensión persiste con potencialidades de erupción si hubiese un error de cálculo ya fuese de parte del actual gobierno taiwanés, integrado por un partido que en sus bases programáticas plantea la “independencia”, o que Estados Unidos intente

desconocer su compromiso con el principio de una “sola China”. Un tr aspié diplomático del recién estrenado presidente estadounidense aceptando un llamado telefónico de la presidenta de Taiwán provocó una estridente reacción de Pekín.

Otro punto muy candente es el tema de la península coreana, escenario de una guerra inconclusa, bajo un armisticio de más de sesenta años. Corea del Norte es efectivamente una potencia nuclear y tiene a China como su principal interlocutor internacional.

Desde la crisis de los misiles en Cuba en 1962, hace 55 años, el mundo no estaba ante la eventualidad de un conflicto nuclear como lo ha colocado ahora la crisis coreana. Grave amenaza a la paz mundial. Un golpe preventivo a Corea del Norte con casi seguridad generaría una devastación en

toda la península y mas allá. Las consecuencias serían globales.

Por otra parte, no se han resuelto las contradicciones entre la India y Pakistán, dos potencias nucleares, que ya con anterioridad han sido motivo de guerras, y Afganistán sigue enfrentándose a múltiples desafíos de seguridad que incluye la amenaza de expansión del Estado Islámico.

Sus debilidades de seguridad se acrecientan con la eventual repatriación de refugiados tanto desde los países vecinos como desde Europa.

Las fuerzas de seguridad propias no han sido capaces de ocupar plenamente los vacíos dejados por el retiro de parte de la presencia militar internacional.

En consecuencia , sigue siendo un polvorín al lado de una fogata.

En general las debilidades de la democracia en un grupo importante de naciones del área alimentan la inestabilidad y las amenazas de alcance mundiales.

Vivimos en un mundo efectivamente global en el que ninguna nación puede estar ajena a lo que acontece en cualquier parte, porque lo que ocurra en cualquier rincón tendrá ondas expansivas que le alcance, no importa cuan lejano creamos que nos encontramos.

El autor es almirante retirado, ex jefe de la Armada de la República Dominicana. Master en Diplomacia y en Seguridad.

 

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