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20 de abril 2024
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OpiniónRamón SabaRamón Saba

Antonio Taveras Mejía

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Nació el 20 de abril de 1955 en El Bejucal, Bonao. Su nombre completo es Ignacio Antonio Taveras Mejía.

 

Poeta, ensayista, narrador, enfermero, corrector de estilo y profesor. Completó su bachillerato e inició estudios de medicina en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Es enfermero graduado y con experiencias de trabajo en varios hospitales. Luego de abandonar sus estudios en el área de medicina, se registró en la escuela de Idiomas en el alto centro académico antes mencionado, donde completó los requerimientos de la carrera y la terminó. Impartió clases de Lengua Española y Literatura en dos colegios privados de su comunidad natal donde permaneció por mucho tiempo. Ha participado en paneles y ha sido charlista con temas sobre cultura general, literatura, ciencia, historia, tanto en escuelas púbicas como colegios privados, promoviendo el libro y la lectura en varias localidades. Ha trabajado como corrector de estilo en varios periódicos, revistas y libros de algunos colegas suyos. Actualmente labora en la Biblioteca Pública Municipal Profesor Juan Bosch de Bonao.

 

En el haber bibliográfico de Antonio Taveras Mejía se encuentran las obras poéticas Odas al Reino del Amor (la cual lleva ya dos ediciones); Compañeros, compañeras; La familia y la dominicanidad; Señoras y señores y Una rosa para el Milenio de Paz. Tiene varios libros inéditos en camino a ser publicados próximamente, entre ellos el poemario Bonao era otro hábitat.

 

Antonio Taveras Mejía ha recibido reconocimientos en varios renglones, especialmente en el área de medicina preventiva, ya que trabajó en un programa de atención primaria de salud, y por supuesto otros obtenidos en el ámbito de la literatura, entre los que podemos señalar que en el año 1997 ganó el primer lugar en los Premios Anuales organizados por la Fundación Bonao para la Cultura que presidía el laureado y desaparecido artista plástico Cándido Bidó por su título poético “Elegía por un Campesino; repitió ese mismo premio en el año 2000 con una producción denominada “Pensando en Bonao” cuyo contenido describe las condiciones telúricas de su pueblo y su obra En Yolas no, Coterráneo ganó un premio en la Sociedad Cultural Renovación de Puerto Plata, con el auspicio de la Fundación Brugal en el año 2010, la cual trata sobre algunos naufragios de frágiles embarcaciones que navegaban hacia Puerto Rico.

 

Antonio Taveras Mejía fa formado parte integral de los grupos literarios Caminante, Unión de Escritores de la provincia Monseñor Nouel y del Grupo Artístico y Literario Juventud Ardiente, este último fundado por él y del cual fue su primer presidente en el año 1973, en el que hicieron filas un sinnúmero de jóvenes aguerridos que se oponían y combatieron contra los famosos “Doce años de Balaguer”.

 

Antonio Taveras Mejía goza del afecto de todos sus coterráneos por la humildad de sus pasos, por la serena benevolencia que respira su devenir en la historia, misma que siembra como legado a sus descendientes y a su pueblo. Hay en él un ángel de ternura que permea frívolamente en su aura para conquistar el cariño y el reconocimiento de quienes comparten su entorno… definitivamente es un guerrero que lucha con ganas y garras por sus objetivos.

 

El profesor Julián Morillo estima que en la poesía de Antonio Taveras Mejía luce el verdor y la frescura de su campo natal (Bejucal) y como en Miguel Hernández, su lírica es el canto al amor, al río y a los pájaros. De igual manera, su condición de maestro de letras por varios años imprime a su discurso poético esa pulcra selección de las palabras y giros fraseológicos que precisa en cada caso para canalizar todo el caudal de sentimientos e ideas que quiere compartir.

 

También el profesor José Alfonso García Tineo considera que Antonio Taveras Mejía refleja en sus versos no ese contenido místico puro, da a su poesía un giro futurista, imprime a su creación una proyección del devenir, aportando así según sus propósitos, ideas nuevas a la corriente; ofrece con la posición o actitud de renovación explicativa, interpretación del devenir para el que vive o niega el amor; hay en su exégesis una gran diversidad de manifestaciones del amor desde sus orígenes hasta la firmeza o invariabilidad, el perdón, las alegrías, la difusión por todo el globo, los mensajeros, el misterio de la procreación humana, el soplo divino, la transformación, el agua viva, la libertad y otras dentro del contexto divino.

 

Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS DOMINICANAS con un fragmento de un poema en prosa de Antonio Taveras Mejía que figura en su obra En yolas no, coterráneo:

 

Quiero aire limpio

 

Quiero aire limpio, el amor, su cetro. Un macrocosmos no aprehendido por el decurso oscuro del momento, el fárrago petrolero y el cuerpo muerto. En el presente arribo profético han crecido humaredas nuevas para adulterio del amor, la sangre y el trigo primigenio. Se borraron los vestigios de los corderos. El rollo antiguo, el fulgente verbo y el trono verde en esta casa ya cayeron. Busco entre las chimeneas que somos y las maledicencias el sosiego del colibrí, el velo sabio del ozono, su canto entero y el reino del amor en su prístino huerto.

Por Ramón Saba

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