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25 de abril 2024
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OpiniónMaría HernándezMaría Hernández

Antivalores en telenovelas turcas

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Violencia intrafamiliar y general, machismo, envidias, maltratos a padres por parte de los hijos y viceversa, secuestros, intentos de suicidio, traiciones, odio, dinero y un excesivo intento por inculcar la religión del Islam o musulmana que, aunque no es oficial se practica por más del 96 por ciento de la población de Turquía, entre otras formas de lavar el cerebro a los televidentes, se observan en la gran mayoría de las telenovelas de producción turca.

Es tanto así que en algunas traducciones realizadas en idioma español se esfuerzan por cambiar el nombre de Alá por el de Dios, que se repite en muchos de los capítulos de estas telenovelas, series o culebrones, como les llaman en otros países.

La televisión nacional debe reenfocar sus programaciones en temas de interés general y que contribuyan a elevar el nivel educativo de las familias dominicanas con producciones locales que resalten los valores positivos que caracterizan a los habitantes de esta próspera nación empañada, en estos momentos, por la pandemia que azota al mundo, el coronavirus y que buscan en la televisión local formas de entretención mientras dura el confinamiento.

Las telenovelas siempre han sido objeto de críticas, pero en la actualidad con más fuerza al ver que en la mayoría de ellas se resalta la violencia, el crimen organizado, narcotráfico, bigamia y poligamia, entre otros antivalores.

Revisando un comentario escrito sobre las telenovelas turcas se resalta que el punto fuerte de estas novelas radica en el lugar que otorgan a las mujeres. Yo diría que es el último. Se les presenta en muchas de ellas como elementos decorativos que tienen que sufrir la crueldad de un esposo al que su sociedad le permite tener dentro de una misma casa dos o más esposas con el consentimiento de toda la familia. Habría que investigar si esa realidad la vive la mujer de Turquía, en estos momentos.

A pesar de que las novelas en ese país deben respetar una serie de regulaciones para no exhibir violencia, el maltrato y la rudeza con que los hombres tratan a sus mujeres en estas series, en donde en muchos casos son golpeadas y luego contentadas por sus parejas, pueden servir de modelos negativos copiados en muchos países donde en la actualidad suman más de 400 millones los televidentes que siguen estas telenovelas.

El drama violento se presenta con crudeza en cada una de estas novelas.

El dinero que envuelve el negocio de las telenovelas es grande, por lo que es difícil que se dejen de pasar o se varíe el contenido que parece ser llamativo para muchos, pero las familias tienen que estar al tanto de lo que ven junto a sus hijos y ser críticos cuando se presenten situaciones improcedentes e incitadoras de la violencia y el odio en el hogar y en la sociedad, en general.

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