Quien no busca la verdad, fabrica la propia. De ahí nace la amnesia que comparten muchos que se acomodan en sus criterios.
Toda persona es libre de conducirse bajo lo que entiende es lo correcto, pero, cuando su definición de correcto esta errada es muy difícil defender una postura; mas, si se trata de política.
Resulta contraproducente tomar la decisión de incursionar en la política bajo la premisa de que “los cambios se hacen desde adentro y no criticando a los políticos en las Redes Sociales” como siempre se acostumbra.
Quien dice que va a la política por un cambio y bajo el eslogan “el turno de la juventud es ahora” debe primero afincar un discurso coherente para defender sus ideas.
Iniciando con el caso del Plan Eventual Mínimo de Empleo (PEME) y llegando hoy al caso de Punta Catalina, en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), son innumerables los casos de corrupción e impunidad que podemos señalar.
Decir entonces que una incursión a la política es para generar cambios y para asumir un turno en favor de la juventud y hacerlo por un partido que en sus casi 20 años de gobierno aún no resuelve ningunos de los problemas básicos de la sociedad y en los cuales ser corrupto y salir impune los convierte en paradigmas, deja mucho que decir, a que se va a la política.
Pero bien decía Descartes, “No hay nada repartido de modo más equitativo en el mundo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente”.
Por Yeison Mateo