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24 de abril 2024
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OpiniónFrancisco Rafael GuzmánFrancisco Rafael Guzmán

Amelio Abnegado: Tu dignidad no muere

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Entre los mocanos por nacimiento, ya que nací y viví hasta la mocedad en ese municipio, aunque no en la misma villa que lleva el nombre de Moca pero si cercano a ella, Amelio es un ejemplo imborrable de entereza moral y de desinterés en lo personal. Doña Mercedes Rancier, viuda Minaya (EPD), a quien tuve la oportunidad de conocer un poco -y si mal no recuerdo también su hija a quien conozco- me habló de Juan Miguel Román, llegó a decirme del desprendimiento de ese revolucionario que era Juan Miguel Román, quien cayó abatido al igual que el Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez (ideólogo del Movimiento Constitucionalista) y Euclides Morillo en el intento de recuperar el Palacio Nacional. Pues Amelio fue uno de los ejemplos que no abundan tanto, aun en los revolucionarios, porque Cándido Amelio Silva Cabreja era un hombre desinteresado. Ahora bien, si no ponemos a buscar no son tan pocos los revolucionarios desinteresados porque para luchar por transformar la sociedad se necesita ser desinteresado y disposición al sacrificio: Fidel y el Ché son ejemplos muy grandes.

Caamano y Fernández Domínguez, pero también encontramos entre los muertos otros grandes ejemplos como Tavárez Justo y Minerva, también Amaury Germán y otros más que murieron, pero también entre los vivos encontramos otros ejemplos: Luis Gómez Pérez, Narciso, Fidelio, entre otros. Es decir, que los desinteresados en lo personal no son tan pocos; de estos tres últimos que acabo de mencionar, al igual que Fidel, el Ché, Manolo y Minerva, sólo basta con saber de su práctica política y de sus orígenes sociales, para saber de su desinterés material en lo personal. Ahora bien, el origen social de Amelio no era el de un privilegiado en una sociedad basada en la división de clases y la explotación del hombre por el hombre, más bien, él era un hombre sencillo desde sus orígenes.

Al parecer, su padre nació y vivió en el Nordeste (Sánchez o Samaná) y emigró a Moca. Como hombre de ascendencia cocola dominaba el inglés y en Moca se convirtió en un profesor de inglés. Su hijo Amelio, era uno entre los varios que tuvo, fue un ejemplo de abnegación, valor y sacrificio. Tuvo vocación por los cambios revolucionarios, para el pueblo (los trabajadores asalariados, los pequeños propietarios y los chiriperos) no viviera en la miseria, producto de la explotación capitalista. Esa disposición a la lucha revolucionaria convirtió a Amelio en un líder carismático en Moca, con prestigio y reconocimiento. ¿Por qué lo mataron? ¿Quiénes decidieron matarlo?

Probablemente no fue el agente o los agentes que asaltaron la casa donde estaba escondido en la ciudad de Salcedo, hoy perteneciente a la provincia Hermanas Mirabal, el que decidiera o los que decidieran matarlo, probablemente recibió o recibieron una orden de otro o de otros. Se ha llegado a decir que la casa donde se ocultaba y donde fue acribillado a balazos, era la casa de su novia. Fue asesinado cobardemente el 25 de mayo de 1973 en el momento que escribía poemas para su madre, pues estaba próximo el día de la madre, según lo reseña un periódico de la época.

En 1970, año de una fuerte represión política en el país y en Moca existía un comando urbano denominado el Trueno de Machepa, Amelio cae preso y le hacen una acusación de poseer una granada, lo cual al parecer no pudieron probar. Mientras estuvo preso fue salvajemente torturado por la policía de Moca, alguien que estuvo detenido en esos días me confesó haber visto a Amelio  con el rostro desfigurado de las torturas. Oí a alguien que estuvo preso en la época con Amelio decir que este fue solidario con él en la cárcel, ayudándole rebasar los golpes con alguna terapia. En ese tiempo el movimiento revolucionario en República Dominicana, probablemente también en muchos otros países de América Latina, veía la revolución al doblar la esquina, lo cual mantenía a los revolucionarios mocanos en una efervescencia.

En realidad la revolución no estaba al doblar la esquina o la contrarrevolución encabezada por Balaguer logró revertir la situación. Sin embargo, si recordemos que en septiembre 1970 ganó en Chile el presidente socialista Salvador Allende, pero fue derrocado por un golpe militar sangriento el 11 de septiembre de 1973, también hay que pensar que todavía los efervescencia del movimiento juvenil de la década del 60 no había terminado. Había motivo para la euforia en 1970. Pero con relación al 1973, año del infausto golpe de Estado contra Salvador Allende y de su muerte, precisamente en ese año unos meses antes asesinaron al abnegado Cándido Amelio Silva Cabreja, poco después de la muerte de Caamaño que había venido al país en guerrilla, con apenas 8 hombres más.

¿De qué se acusaba Amelio cuando lo mataron? Él había militado en la Línea Roja del 14 de Junio y en la Unión de Estudiantes Revolucionarios. Se le acusaba de haber colocado una bomba en La Piscina de Moca (restaurant famoso en esa ciudad propiedad  de chinos en sus inicios), mientras celebraba allí un grupo de mocanos archirreaccionarios la muerte de Francisco Alberto Caamaño Deñó. Sin embargo, fuentes confiables han dicho que Amelio Silva no cometió ese hecho. Se le acusó de lo que no cometió.

Cuando Amelio cumplía un mes de su muerte fui a una misa en el santuario católico más viejo de Moca, arquitectura del siglo XIX, La Iglesia del Rosario, donde pude ver la osadía de un tribuno de Moca. Este señor (fallecido), cuando el sacerdote Vinicio Disla dijo que quien quisiera hacer uso de la palabra lo hiciera, tuvo la osadía de referirse a Amelio en términos despectivos, diciendo que nadie podía aspirar a liberar a nadie si antes no se había liberado a mismo interiormente. El padre Disla ripostó diciendo que debíamos dejar que fuera Dios quien Juzgara a Amelio. Ese señor fue un abogado de mucho prestigio políticamente vinculado a un partido  hoy desaparecido. Las relaciones públicas dan fama a la gente, unas veces merecidas otras veces no, para mí ese señor no la merecía aunque otro(s) opine(n) lo contrario. No creo tanto en las relaciones públicas, porque muchas veces son un producto de la manipulación y de la vil competencia, el que compite mucho casi siempre destruye.

Amelio fue desinteresado, digno y abnegado. Su muerte me dolió un tanto como la de Orlando Martínez. Lo llegué a conocerlo un poco, no era de su organización, yo era un joven bochista bisoño en la formación política. Era varios años más joven que él. Llegué a conocer una hermana de Amelio que era paramédico, conocí  a su hermano  periodista Isidro Silva que creo murió recientemente y a su hermano Tadeo Silva que creo que también murió. Recuerdo que Amelio tenía muchos amigos que lo veían como un líder del pueblo. Amelio no debió morir porque era más digno que los que le segaron la vida, más dignos que los que le acribillaron a balazos y que sus posibles asesinos intelectuales.

 

Por Francisco Rafael Guzmán F.

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