El irrespeto es cada vez más visible en la República Dominicana. Nadie parece dispuesto a guardar la más mínima consideración por su prójimo, no importa el rango en que se mueva. Tenemos un verdadero cambalache que nos arropa colectivamente.
El tránsito en cualquier país es un reflejo fiel de su nivel de organización, educación y respeto. El nuestro un fiel reflejo del deterioro social del país. La frecuencia con que civiles se enfrentan a los agentes de la AMET resulta más que revelador.
Gente convencida de la justeza de su causa o que no le importa el nivel de riesgo que conlleva su acción temeraria. El espectáculo de este miércoles entre un chofer del transporte público y agentes de la AMET es algo insólito.