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19 de abril 2024
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OpiniónManuel Hernández VilletaManuel Hernández Villeta

Agua, luz, basura, conchos

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Hay cuatro áreas de servicio donde los sectores público y privado tienen que poner todo su esfuerzo en este año: recoger la basura, suministrar electricidad 24 horas, agua potable permanente y mejoramiento del transporte público. Hay más renglones que caen en lo crítico, pero por el momento se podría comenzar a trabajar en estos apartados.

No puede seguir el país viviendo en el siglo 20, con apagones hasta de 24 horas. Lo ideal sería que el servicio energético sea de 24 horas para todos los sectores. Aunque se habla de circuitos de todo el día y la noche, da la impresión de que ese es un slogan publicitario más que una realidad.

Hay empresas privadas de distribución de energía, hay supervisión del Estado, pero lo cierto es que todavía el suministro de luz en forma eficiente, no se ha podido conseguir. Además la tarifa es sumamente alta, aunque los técnicos oficiales dicen todos los meses que no será aumentado el pago.

No puede un país lograr su desarrollo si se tiene que seguir alumbrando con lámparas de kerosene. Esa es la realidad para miles de dominicanos. El sector empresarial aumenta los costos de producción cuando tiene que implementar servicios energéticos propios, y también una suma considerable a los coordinadores del sistema. Hay que dejar atrás la inoperancia, y comenzar a trabajar con responsabilidad para garantizar energía permanente para todos los sectores.

Con el agua suministrada por las cañerías administradas por el Estado pasa lo mismo. Cuando llega, no está purificada, y a veces no sirve ni para bañarse. De ahí deviene el negocio multimillonario del agua purificada que se venden en botellones. Fracasan las autoridades en el tema agua, y ante la escasez y el temor de consumir un líquido contaminado, el sector privado aumenta sus riquezas.

En otro orden, La peligrosidad de los desechos sólidos y líquidos que se acumulan y están desparramados por toda la ciudad puede desatar brotes epidémicos, afea el entorno, hace la vida imposible de los moradores de un área determinada y ahuyentan al turista.

Los ayuntamientos son los responsables directos de proceder a la recogida de la basura, pero nunca cumplen con esta función. Los desperdicios son una de las principales torturas que tienen los munícipes, y sus peticiones de ayuda siempre caen en oídos sordos.

La mejor credencial de buen trabajo que puede exhibir un alcalde, es que se le reconozca que recoge la basura. Parece que organizar este servicio y que sea eficiente es imposible, para los que dirigen a los ayuntamientos del Gran Santo Domingo.

Cuando la recogida de la basura se le traspasa a empresas privadas, se cae en la misma anarquía, por falta de supervisión, contratos leoninos, personal que no se sabe a quién responden, y mientras se dan esas guerrillas internas y externas, los desperdicios nos ahogan y matan.

Hay que iniciar una guerra sin cuartel para terminar con la desatención de los servicios básicos de la comunidad; estamos en el siglo 21 y no hay razón para que en lo que se refiere a la asistencia básica a la comunidad en estos sectores estemos prácticamente a mediados del siglo 20, igual que cuando los permanentes apagones en forma engañifa se lo atribuían a las chichiguas- ¡Ay!, se me acabó la tinta.

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