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25 de abril 2024
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OpiniónJeovanny TerreroJeovanny Terrero

¡A los dominicanos nos gusta sonreír! 

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Nuestro Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio nos entrega un artículo en el Listín Diario de fecha 8 de noviembre del año en curso titulado. Le pagan por sonreír, y dentro de tantas noticias negativas me lo disfruté, son de esos trabajos que me llenan el alma.- nos dice en su escrito lo siguiente cito.

Fui testigo de alguien que le preguntó a otro: -“¿A ese joven que está ahí le pagan para sonreír? Porque yo he visto que aquí también, no solo él, sino todos, sonríen”. El que estaba ahí, un poco conocedor del pueblo dominicano, le dijo: “No, a él no le pagan para sonreír, es que él es así, todos los dominicanos sonríen y presentan ese signo de amabilidad y de alegría”. Una hermosa definición de una de las cualidades de los dominicanos: todos los dominicanos sonríen, porque somos así y para los demás; pueden pensar que somos pagados para eso. Termina la cita.

A nadie que no fuera filósofo, francés y judío se le ocurriría escribir un tratado sobre la risa, explica Henry Bergson en su libro sobre la risa, nos dice dicho autor que la  misma nace del discreto escándalo que producen en el ánimo las expresiones torpes, desmañadas, deformes o ridículas.

En definitiva, la risa es un desahogo de la inteligencia en estado puro sin mezcla de emociones.

Recuerdo que Don Freddy Beras Goico  en vida tenía  una columna en el periódico el Siglo, y las cosas del comediante lo que nos provocaba era risa, que temprano en la mañana nos  relajaba lo suficiente antes de ir a las labores diarias.

La columna del comediante tenía girones del alma pues el sumaba sus pasiones diarias a sus convicciones personales, y ahí está la clave para el que escribe.

El escribía anécdotas  que el mismo vivió como persona de todos conocidas.

Tengo en mis archivos uno de esos trabajos de don Freddy y se me ocurre compartirlos con mis lectores.

Cito. En una ocasión le tocó trabajar en el Teatro América en Cuba, cada artista tenía 15 minutos, y antes de Freddy salir a escena, uno de los ejecutivos  les dijo, aquí en Cuba está prohibido hacer cuentos de maricones, porque en la Revolución no hay maricones, él le dijo   ¿Que en la Revolución no hay maricones?

El hombre decidió jugársela y cuando salió a escena inició sus cuentos, había una vez un maricon y el teatro temblaba. La gente daba golpe en el piso, se reían estruendosamente y no lo dejaban salir de escena.

Y después de varios cuentos con esa tónica.  Se le ocurrió decir.

Señores a mí me prohibieron hacer estos cuentos porque en la revolución no hay maricones, los aplausos fueron aún más, y sus amigos nerviosos detrás del escenario por los chistes.

Termina diciendo nuestro Mons. Ramón Benito de la Rosa  y Carpio lo siguiente. Que los dominicanos y comparto esa opinión, a pesar de los problemas y del mal manejo de algunas de nuestras situaciones, no perdemos la sonrisa, es algo gratuito, a nosotros no nos pagan para sonreír somos así.

En conclusión.  ¡ A los dominicanos nos gusta sonreír!

Por Jeovanny Terrero

 

 

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