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25 de abril 2024
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OpiniónJacoba HasbunJacoba Hasbun

A las madres, germen de la vida…

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A las madres que eternamente dan a sus hijos el único amor que conocen… darlo todo a cambio de un solo instante de felicidad en sus rostros….

¡¡Solo quien ha conocido el calor de un abrazo maternal conoce la dimensión más alta del amor…solo quien ha tenido ese ángel detrás de sus pasos conoce el significado de la protección…solo quien ha vivido bajo el amparo de ese amor sabe que es la fuerza que hace que el mundo siga girando, …!!

Todos tenemos nuestro propio jardín, florecido o no, pero nuestro, en el transcurre nuestras vidas y sobre ese espacio se anida el consuelo, la seguridad, las experiencias, las ilusiones, las decepciones, el sosiego, el arraigo, la memoria, es en tal espacio protegido, ¡el lugar bajo el cual nos sentimos muchas veces fortalecidos y otras veces desolados…! Madre en  el recuerdo apacible de ese espacio que te nombra, paseas por nuestra casa quitando las hojas secas de los arbustos, te veo exprimir con tus manos temblorosas las naranjas peladas para sacar el zumo que con tanto amor nos brindabas,  veo tu rostro marcado por el cansancio y por el paso  de los años, más sin embargo disimulas y te revestiste de fortalezas  para ser, sin barrera de los años,  la madre de tus nietos  y a quienes amaste con amor multiplicado…, no recuerdo oír de ti una queja de cansancio, de dolor o padecimiento, todas las cargaste en tu mochila hasta que no pudiste con su peso y te derrumbaste,  tu estoicismo fue de héroes..!!

Te busco madre, aun sin verte…permaneces inamovible en el tiempo… tu recuerdo permanece de manera imborrable en mi memoria. siempre asequible cuando lo preciso…mientras te pienso sueño tus abrazos, escudriño recuerdos y reapareces con todo tu esplendor como la musa de mi inspiración, en las notas que afinan la sonata de mi vida, Madre no te has ido te siento a mi lado ensimismada contemplando el mar que tanto amaste, apaciguando como siempre las tormentas, estas en el rumor de las olas, estas en el velero de rescate y en el chaleco salvavidas de cada ola gigante.

Y ahora,  en el asiento de este teatro vacío, observo una y otra vez las escenas de la obra de mi vida, esta vez ya no interpreto ningún papel, ahora soy un simple espectador, asisto con frecuencia para mitigar tu ausencia.  Aparece una escena y mi corazón se agita de nostalgia, es una casa de madera,  pintada de crema, de cuatro puertas altas color caoba y techada de zinc pintado de rojo,  que al recibir la tenue luz del atardecer único de mi pueblo, su sencillez se transforma y parece el palacio de una princesa, distingo una terraza, en ella cuatro mecedoras, un comedor, un radio marca Philips, con las noticias del día,  sobre la mesa el periódico y una taza de café recién colado, aun percibo el aroma del café y el olor del periódico, y alcanzo a  escuchar el cantar de los gallos, pasión de mi padre y se inicia el día con su ir y devenir, con sus diferentes sonidos, con su asombrosa cotidianidad.

Mi vista recorre todos los árboles del patio vestidos en su cimiento con matitas con flores multicolores que mi madre cuidaba con esmero, a la vuelta alcanzo a ver una máquina de coser marca Singer, donde pasaste largas horas para que tu hija vistiera hermosa para la fiesta, sube el telón y en otra escena apareces en la cocina amasando trigo para hacer las comidas árabes que solo tu podías hacer, puesto que tenían el principal ingrediente que era el amor. Oigo la voz del panadero, y comemos pan de agua recién horneado con café, todo era un paraíso y en ese ambiente, sencillo y alucinante, transcurrió mi niñez y mi juventud.  Han bajado el telón, dejo una parte de mi en este teatro encantado y me alejo invadida de nostalgia, plagada de diminutas pequeñas cosas, rescatadas de la infancia en la escritura de mis sueños.

Madre mía estas en cada aurora, en cada ocaso, incólumes están las rosas de tu simiente, tu silencio se interrumpe y me asaltas el alma cuando tu voz entona una canción de Libertad Lamarque, y una estrofa que dice: ´´Si yo tuviera el corazón… el mismo el corazón que di…Si yo pudiera como ayer querer sin presentir… es posible que a tus ojos que me gritan tu cariño los cerrara con mis besos… sin pensar que eran como esos otros ojos, los perversos que hundieron mi vivir´´…  madre cuanto otoño arriando la tierra…

Cuánta grandeza, mujer, ¡¡¡cuánto nos distes!!! montañas de luces, fértiles semillas de arrojo para contener la tierra débil, la escalera para alcanzar el cielo, una manta de amor que eran tus brazos. Ahora duermes en el placido espacio de luz en el que te encuentras, tu sueño ha sido largo, más yo no tengo prisas, guardare nuestro café para cuando despiertes y tomaremos sorbo a sorbo la inmensidad del mar donde descansas y me hablaras de ti y de tu viaje, mientras tomada de tu mano me embriago del perfume de las rosas que cultivaste en el jardín de nuestras vidas.

¡Este es un simple y agradecido homenaje a mi madre! ¡Una mujer que nos dio hasta el último aliento de su vida, que centro su felicidad en el seno de su familia! ¡No sé si era perfecta, lo que sí sé que así la recuerdo! ¡Hago extensivo este homenaje a todas las madres dominicanas que, gracias muchas veces a sus necesidades y otras veces a su imperfección, han criado sus hijos con los pies en la tierra! Ojalá que disfruten su presencia porque luego de que ella nos falta media vida se nos va con ella.

 

Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría «te quiero» y no asumiría, tontamente, ¡¡¡que ya lo sabes…!!!

Anónimo

Por Jacoba Hasbún

 

 

 

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