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19 de abril 2024
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OpiniónBorja Medina MateoBorja Medina Mateo

A 173 años de la primera constitución dominicana

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El jurista italiano, Gian Domenico Romagnosi, dijo en una ocasión: “La Constitución es la ley suprema que un pueblo impone a sus gobernantes con el objeto de precaverse contra el despotismo”.

Anteriormente hemos sostenido que, en efecto, la constitución es la norma suprema de un país. Así lo indica nuestra propia Carta Magna en su artículo 6. Además, dispone los límites al ejercicio del poder y marca las reglas de juego político.

Por consiguiente, desconocer eso sería, sencillamente, darle entrada al despotismo que atenta contra la estabilidad económica y política de la nación.

Sin embargo, al conmemorarse los 173 años de la proclamación de la primera constitución de la República Dominicana, el 6 de noviembre de 1844, es propicio analizar el cuestionamiento constitucional que se hace a la pretensión de algunos de establecer mediante ley que, los partidos celebren primarias cerradas y separadas; o primarias abiertas y simultáneas como sostienen otros.

El PLD y la democracia interna

En esta ocasión el debate nace a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), lo cual deja mucho que pensar. Ya que ha sido el propio PLD un ejemplo de la puesta en práctica del concepto de “democracia interna”, establecido en la constitución del 2010 (auspiciada por dicho partido) en su artículo 216, como sustento y garantía a la participación de los ciudadanos y ciudadanas en los procesos políticos del país.

El partido de gobierno se concibió como una organización prácticamente cerrada en su funcionamiento y en sus procesos. Tan cerrada que ha sido calificada de hermética en diferentes momentos de la vida nacional, en los que ha tenido que tomar decisiones importantes. Más aún, cuando se trata de sus cuestiones internas.

Se recuerda que el PLD antes de llegar al poder se caracterizaba por ser un partido de cuadros, es decir, que para ser parte de su militancia había que agotar un proceso de formación, en el que muchos desistieron o fueron descalificados en los famosos “círculos de estudios”.

Pero, más recientemente, el partido morado demostró su dominio del concepto de democracia interna. Esto así porque en el 2015 no celebraron ningún tipo de convención interna, por el contrario, su comité político en medio del trance que provocó la reforma constitucional, arribó a una solución de la que resultó la reelección del Lic. Danilo Medina y la de los senadores, diputados y alcaldes, salvo algunas excepciones. Por tanto, no sería ocioso preguntarse, en primer lugar, ¿deben, necesariamente, celebrarse primarias?

De tal salida, surgieron fuertes reclamos a lo interno del partido oficial por parte de la militancia que tenía aspiraciones para puestos electivos en las elecciones del 2016. Ello dejaría entrever que, real y efectivamente, la democracia interna fue cercenada como denunciaron algunos.

De hecho, el PLD siempre ha celebrado sus primarias internas de forma cerrada, y en todas, el partido ha salido airoso.

Además, cuando al partido de la estrella amarilla se le ha acusado de incidir en convenciones internas de otros partidos, su secretario general Reinaldo Pared Pérez y otros miembros del comité político, han salido a la defensiva indicando que: “el PLD nunca se ha metido en procesos que no sean propios de su organización, ya que el PLD no acepta que nadie externo al partido se inmiscuya en sus asuntos internos”. Por consiguiente, la conducta cerrada del Partido de la Liberación Dominicana se puede considerar tradición, ¿por qué cambiarla ahora?

Consulta Constitucional

Fue precisamente el Lic. Danilo Medina, quien propuso a la cúpula del PLD consultar a cinco expertos en la materia para determinar la constitucionalidad o no, de establecer por ley, la celebración de primarias abiertas y simultáneas en los partidos políticos. Vale destacar, que es una propuesta sensata y supone la intención de no caer en otro error o en una nueva violación a la constitución.

Sin embargo, por tratarse del presidente de la república, dicha propuesta luciría innecesaria. Ya que él mismo tiene dentro del Palacio Nacional al profesor constitucionalista Flavio Darío Espinal, como consultor jurídico del poder ejecutivo.

El consultor jurídico tiene como objetivo, en primer lugar, responder a las consultas que emanen del presidente y de sus ministros. Es decir, al Lic. Danilo Medina y a los ministros que, como Gonzalo Castillo, Carlos Amarante Baret y José Ramón Peralta, aparentan tener la misma confusión respecto del tema. Los mismos se pudiesen observar como negligentes, para no decir subversivos del orden constitucional, por su especial interés en que la futura ley de partidos establezca primarias abiertas y simultáneas y no consultar a quien tiene la respuesta de primera mano.

El Dr. Espinal, quien nos deleitara en las aulas universitarias con su cátedra constitucional hasta lograr nuestra admiración, expuso claramente su parecer el jueves 12 de junio del año 2014, en un artículo que, entre otras cosas, dijo: “[…] celebrar primarias abiertas con el padrón de la Junta Central Electoral (JCE) es sumamente riesgoso en un país pequeño como el nuestro en el que el recomendable sería que las primarias fueran cerradas (solo afiliados), pero con la condición de crear mecanismos transparentes, bajo la supervisión de la JCE, para que los partidos se doten de padrones confiables”.

Finalmente, con esas palabras, es evidente que no se trata de correrle a las primarias abiertas como el diablo a la cruz, según dijera el ministro Carlos Amarante Baret, sino, más bien, de no propiciar nada contrario a la constitución de la República y mucho menos someter al país a riesgos innecesarios.

Pues, al final, como fieles cristianos, se trata de saber levantarse como Lázaro y andar por el camino del progreso, del bienestar y la modernización.

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