Los que andan afirmando que el Presidente Medina no buscara la reelección para el próximo certamen electoral 2020-2024 ponen en total evidencia el desconocimiento del carácter del primer mandatario de la nación, provisto de un pragmatismo sin igual y acreedor de un estilo completamente único y alto diferenciador de otros. Es cierto que los tiempos han cambiado, y si existe algo que es una condición invariable en los tiempos actuales es la falta de certeza para hacer pronósticos, dada las nuevas características de sociedad moderna en la que nos encontramos.
Nos encontramos en el ciclo de las rupturas de toda clase de paradigmas, en décadas pasadas vivíamos el imperio de las ideologías, hoy en día estamos viviendo el desencadenamiento de las mismas, teniendo para estos avatares al mismo Papa Francisco, quien recientemente hizo críticas muy severas contra estas. Los teóricos de las ciencias sociales no saben todavía que están siendo impulsados por la locomotora del pragmatismo, justo la cualidad más aguda que identifica al Presidente Danilo Medina.
Antes los ideales eran el motor de los principales eventos políticos, sociales y económicos, ahora son los intereses, esto le da una poderosa ventaja a quienes ostentan el poder, ahora se trata de la habilidad de concertar alianzas numéricas, no importando sus calidades, pues al fin y al cabo las elecciones son cuestiones de matemáticas frías. Y lo anterior lo explica la misma falta de calidades de la que padecen las mayorías que se encuentran involucrados en el quehacer político.
Es un hecho tan evidente que el Presidente Medina buscara la reelección, que ya algunos destacados intelectuales comienzan a colocarles ribetes, estigmatizándolo de claros visos dictatoriales, ya que no podrán evitar la voluntad del sector danilista de presentarse nueva vez ante el escrutinio del pueblo, pues realizan todos los aprestos para descalificarlo.
Pero algunos de quienes lo hacen, tienen una responsabilidad muy alta en el deterioro institucional que vive el país, es decir carecen de la fuerza moral para endilgarle cualquier tipo de crítica.
Las diferencias sabidas por todos entre las dos figuras preponderantes del peledeismo, Danilo y Leonel, le coloca una camisa de fuerza reeleccionista al Presidente Danilo, convierte los intentos reeleccionista en un asunto de sobrevivencia, que nadie peque de ingenuidad, los valores de la democracia siguen siendo una utopía, un sueño que nos traza una senda, pero lo que prima siempre en nuestra política vernácula es la primera razón que se impone a la vida de todos los seres humanos, la sobrevivencia, tal como lo afirmaba contundentemente el creador de la Dianetica, Ronald Hubbard. En política primero debemos de existir para seguir siendo, sin esa condición lo único que tendremos es muerte y desolación.
Sería un acto de irracionalidad o de mucha ingenuidad política pensar que el Presidente Danilo Medina cederá su espacio cual figura sacerdotal inmaculada, los que andan por esas canchas que lo sepan, preparen todos sus argumentos para combatir dicho proyecto, porque la reelección es un hecho. Desde mi punto de vista, aunque para algunos suene descabellado, la reelección vive el momento más viable para ser concretizada, los argumentos que se resistían a este modelo político son cosas del pasado, y los que no lo saben que se apuren a estudiar al pueblo de a pie en el contexto actual.
Solo un acontecimiento de fuerza mayor, tal como la muerte, una enfermedad catastrófica u otro hecho tremendista pudiera variar esa agenda. Las sociedades están hechas para ser manipuladas en su forma de pensar, eso comienza desde nuestros primeros años de escolaridad, no nos educan para pensar sino para ser pensados, no lo hacen para que seamos críticos sino más bien obedientes y sumisos, ostentar el poder es una ventaja sin igual para alcanzar dichos fines.
En la sociedad actual, con los centros académicos, medios de comunicaciones, industria del entretenimiento, y sectores políticos tan descentralizados y diversos, no es tan fácil generar una idea que logre persuadir a las masas en forma impactante, solo el poder del Estado posee esa facultad a través de todos sus resortes para influir en las masas lo que les plazca.
El presidente Danilo Medina es el único de todos los dominicanos con la oportunidad de un escenario cautivo como lo es la próxima Asamblea Nacional que se celebrara en el congreso nacional el 27 de febrero del presente, con toda la atención de la nación, será la figura central; con las palabras y las posiciones oportunas, bien pensadas y demostradas convincentemente, se enrumba su tendencia ascendente.
Yo vivo caminando mi país, y debo decirles que en los lugares donde la gente más desposeída ha logrado al menos ver al Presidente Medina aunque sea de lejos, me refiero a la gente bien humilde y sencilla de nuestro pueblo, la expresión que escucho reiteradamente es “tenemos un presidente que está trabajando para los pobres”, no se llamen a engaños, para algunos sectores y estrategas políticos miopes las visitas sorpresas del Presidente Medina domingo tras domingo, es más de lo mismo, pero para esa comunidad pobre y excluida con los que el Presidente Danilo entra en contacto, se convierte en un antes y un después en sus vidas. Ellos lo definen como un milagro de Dios. Y el Presidente Danilo lo está haciendo sin mancar, como todo un carpintero que se toma su tiempo para su obra. No se imaginan el poder que posee ese programa y lo determinante que será para su proyecto reeleccionista.
Lo diré de un modo sencillo y franco, aunque sé que algunos no les gustara, el proyecto reeleccionista del Presidente Medina es un hecho tan cierto como el mangú con salami, el locrio de “pica pica” o el arroz con habichuela de los dominicanos. Los que quieran obstruir su visión política con argumentos rebuscados, serán sorprendidos por no haber interpretado bien estos tiempos, esa es la pura y cierta realidad, y ya el pueblo la asimilo. A quienes se oponen a la reelección del Presidente Medina que se vayan preparando para enfrentarlo electoralmente, porque les aseguro que Leonel Fernández, aun así tenga que irse a otra franquicia política a realizar su último intento por salvarse políticamente, jamás volverá al poder.