Lo más importante es saber hacia dónde vamos y si nos dejamos llevar como si fuéramos una manada de animales o automáticamente que actuamos de forma mecánica sin pensar, como es el caso de algunas personas que asisten a la marcha verde contando con la buena intensión de sus propulsores de frenar la corrupción que ya ha tomado matiz costumbrista y su socio la impunidad reinante que sabemos es el mejor alimento de los corruptos. La marcha verde hasta el momento ha resultado espectacular y ha crecido en número de simpatizantes con el tiempo, esto es innegable y tampoco podríamos negar que los resultados del objetivo visible se han visto, pues han sometido a la prudencia las acciones del Estado.
Podríamos decir que la marcha verde es oportunista, porque su éxito no hubiera sido posible sin el gran disgusto existente en la población y sobre todo por el fenómeno internacional de ODEBRECHT, que secciono exponiendo toda la trama de una mafia perversa que se alimenta de la debilidad mental y la ambición desmedida de personas con influencia en diferentes Estados, y del cual el nuestro no escapó.
Lamentablemente no todo es color de rosa y se han infiltrado mañosos con sus malas mañas, empleando sus habilidades con objetivos malsanos, desviando las metas propuestas por intereses particulares que contaminan su pureza, al extremo de llegar a pedir la renuncia de un presidente elegido democráticamente por el libre voto ciudadano, esto lo estábamos visualizando los que vemos los intereses más allá de las apariencias, pues sospechábamos que se estaba sembrando hierba mala entre la buena y que se estaba reproduciendo con la intensión de geminar y tratar de estropear el sano propósito de los verdes. Hay que extirpar ese líquido ponzoñoso para salvar este noble movimiento y que siga sirviendo de muro de contención a las decisiones del estado, con la seguridad de que esto sería de gran ayuda al presidente y hasta lo agradecería, porque conocemos que él no es opositor a esa causa.
No es un secreto que existe un sector político que no ha asimilado la derrota electoral pasada y esto es alarmante por el hecho de la gran diferencia de votos que marcó el proceso y han estado en un constante jimiqueo, gestionando la nulidad de dicho proceso, como una manera de querer justificar ante los electores su derrota por las expectativas que le crearon, y lo que da grima es si fuera el caso de una diferencia mínima de votos, pues la protesta seria memorial, con el peligro de que se rompa la paz que merecemos los dominicanos de buena voluntad.
Debemos cuidar el gran porcentaje de democracia que estamos viviendo, porque no es verdad como interesadamente algunos frustrados nos quieren inculcar de que estamos viviendo un sistema de gobierno en el cual el presidente ejerce él solo todo el poder sin limitación de autoridad, o sea una autocracia; eso no es lo que estamos viendo en los diarios, en la televisión, en las redes y en todo el panorama nacional, más bien vemos un presidente permisivo, tratando de mantener a toda costa un ambiente de paz y haciendo caso omiso a actuaciones de carácter desvergonzado a su persona.
El presidente soslaya estos desvaríos, aunque sufre la desventura por la que han tenido que pasar funcionarios que han delinquido quebrando la confianza puesta en ellos. Solo Dios y él saben los desvelos que ha sufrido.